Pero, claro, Pulguita tiene su lado bueno (buenísimo): sex simbol de Ciudadela (barrio al que se mudó para adquirir talento, en virtud del que allí abunda: sépase que ahí moran Lucas y el Ruso), no para de romper corazones y alguna que otra parte de los cuerpos femeninos. Además, siempre nos regala alguna prosa mágica y emotiva para que todos gocemos en carnaval (como la presentación que hicimos este año, el Barrio abre los ojos) y pone el lomo como nadie para armar y desarmar estructuras de corsos y eventos. Y educa a los niños murgueros (cuando tiene ganas, bah). E intenta bailar bien (¡cuac!). Y nos pone contentos con sus chanzasssssssssssss. Y es nuestro murguero uruguayo, porque no se sabe si sale en Cachengue o en Agarrate Catalina, exitosa agrupación charrúa. Ah, también toca la guitarra y nos arregla los coros. Completito, ¿vio? Aquí lo vemos maquillándose, o intentando hacerlo (tuvo que aprender, pbre, considerando cómo se lo ve en la última foto, jajajajaja), en su rol de presentador de la Feria Descarnada que es este mundo que gira hoy (espectáculo de este año), danzando diabólicamente haciéndose el ágil, como Dios Momo en el espectáculo de 2004 y con cara de desastre, je.
Te adoramos, Pulga. Sobre todo en el Oeste, je.





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